La ¨comunicación¨ que nos aleja…

¨Siempre estás igual¨. ¨ Cuántas veces te digo lo mismo¨. ¨No haces caso¨.

Estas frases que tantas veces repetimos a nuestros hijos, que en ocasiones nos salen casi sin pensarlas, en diferentes situaciones del día a día, son el primer obstáculo de comunicación con nuestros hijos.

Cuántas veces reaccionamos con este tipo de frases que lo que les genera es alejamiento que dificulta que tengamos una buena comunicación con ellos.

En situaciones cotidianas, cuando son pequeños, estando en casa les vamos diciendo que recojan su cuarto, que se cepillen los dientes, que se preparen la mochila y de pronto estamos inmersos en una discusión.

Y cuando son adolescentes no dejamos de repetirles que estudien, que dejen el móvil o que se acuesten más temprano y también nos vemos enfrentados con discusiones que se repiten a diario.

Llegados a estas situaciones debemos plantearnos qué es lo que les puede estar pasando para que tengamos que repetirles tantas veces lo mismo, qué es lo que no está funcionando en nuestra comunicación y descubrir  por qué nuestros hijos no cambian de actitud.

¨Te lo dije mil veces¨. ¨Parece que le hablo a la pared¨. ¨Cuándo me vas a hacer caso¨.

Este tipo de frases en momentos en que nuestros hijos seguramente necesiten nuestro apoyo son un peso para ellos.

Les generan más dificultad, más tristeza y un gran desencuentro con nosotros, sus padres.

Imagínate una situación cotidiana, con sus estudios por ejemplo, frente a un desaprobado que se repite, y una actitud de desgano con una asignatura,  en muchas ocasiones las expresiones que escuchan son ¨qué vamos a hacer contigo¨. ¨Siempre estás igual, todo el día con el móvil y así te va¨.

Es verdad que hay situaciones que nos desbordan porque no sabemos qué más podemos hacer, y sentimos impotencia pero desde luego esta manera no es ninguna solución para ayudarlos a cambiar de actitud.

Vamos a parar, a pensar  y luego hablar…

¿Qué crees que te está pasando? ¿Qué te preocupa? ¿Estas molesto con algo?

Estas frases sí son el punto de partida para acercarnos a ellos y para resolver una situación, para generar un acercamiento y hablar de lo que sea con calma.

Vamos a acompañar a nuestros hijos con una buena conversación, con empatía y con calidez.

Frente a una situación que a los padres nos genere enfado y confusión debemos parar y plantearnos:

¿Qué tipo de comunicación elijo para enfrentar esta situación?

¿Una comunicación que nos lleve al conflicto, a la discusión o una comunicación de encuentro y de diálogo?

Nuestros hijos necesitan escucha, atención, comprensión por nuestra parte.

Tampoco les sirve cuando somos irónicos, cuando los juzgamos o cuando nos quedamos en silencio. Todo ello les genera angustia.

¿De qué forma podemos enfrentar una situación complicada con una buena comunicación?

  • En primer lugar, expresarles nuestra sensación. Decirles cómo nos sentimos y por qué. Así podrán comprender nuestra reacción.
  • Ponernos en su lugar e intentar comprender por qué están teniendo esa actitud.
  • Cambiar la mirada de nuestros hijos frente a una situación determinada, para que se den cuenta qué error es el que están cometiendo.
  • Pensar en equipo, cuál es la mejor manera de modificar una situación que nos está generando malestar a toda la familia.

Cuando no sepamos si lo estamos haciendo bien, observemos lo que sentimos cuando hablamos con nuestros hijos.

Si sentimos proximidad, cercanía y bienestar seguro que lo estamos haciendo bien.

La importancia de utilizar palabras agradables, palabras que nos acerquen para que nuestros hijos se sientan cuidados es la mejor manera de comenzar a resolver lo que no está saliendo como queremos.