¡Descubre la chispa del adolescente!

¨Ya verás cuando llegue a la adolescencia¨…

 ¿Es la adolescencia tan terrible?

Recuerda que tu preadolescente o adolescente antes de llegar a esta etapa ha sido tu bebé, tu niño, no es un desconocido para ti.

Es tu hijo que ha ido creciendo y ha ido pasando por diferentes períodos y allí has estado tú acompañándolo.

Conoces su forma de ser, sabes sus gustos, has aprendido a comunicarte con él, has compartido juegos, charlas y paseos.

Has establecido normas y pautas educándolo en valores.

¿Por qué temer a la adolescencia?

Esta fase del desarrollo de nuestros hijos es una más para acompañarlos.

Quizás llegue a confundirnos su edad, hay quienes creen que ya están preparados para seguir solos su desarrollo.

El cambio sano hacia la madurez se hace a través de la interdependencia y necesitan de nuestra compañía.

Son tantos los cambios que acontecen en éste período que es imprescindibles estar junto a ellos. Por supuesto que de acuerdo a las edades, nuestro acompañamiento debe amoldarse a sus necesidades.

Han dejado de ser niños,  ya podremos compartir actividades y aficiones diferentes.

Iremos modificando normas y pautas que habíamos establecido cuando eran niños, nos daremos cuenta que ya no nos son útiles.

Éste es el momento de descubrir cuánto nos enriquecen a los adultos, qué ideas nuevas nos aportan e ir compartiendo junto a ellos un mundo lleno de aventuras y objetivos.

Superar algunos mitos de esta etapa y centrarnos en los beneficios y retos de la adolescencia hará que nuestras vidas cambien considerablemente para mejor.

Cuando proyectamos que los adolescentes son ¨descontrolados¨, ¨perezosos¨ o ¨descentrados¨ estamos dándoles un mensaje negativo en cuanto a su forma de ser y  en muchos casos los predetermina en sus actitudes.

Estoy convencida de que la adolescencia es maravillosa, la satisfacción de compartir actividades que antes no podíamos, las conversaciones tan enriquecedoras con ellos, la intensidad emocional con la que se enfrentan a las situaciones los hace únicos.

Todos estos años hemos entrenado la buena comunicación, desde que son pequeños, sigamos por ese camino.

Hemos aprendido a hacerlo, en constante cambio hasta encontrar la forma que mejor nos viene a toda la familia en cada momento.

Expresarnos desde la empatía, recordar lo que a nosotros los padres nos gustaba y nos molestaba en nuestra adolescencia nos ayudará a comunicarnos y a relacionarnos de la mejor manera.

No imponerles nuestras ideas, respetar sus gustos y respetar a sus amigos nos acercará a ellos.

Buscar siempre el mejor momento para sentarnos a hablar. Un momento que les venga bien a ellos y a nosotros.

Una comunicación que les haga sentir nuestra confianza y que les sirva para acercarse a nosotros cada vez que lo necesiten.

Creer y confiar en ellos es lo que los ayudará a seguir creciendo con tranquilidad.

¨Te lo dije¨. ¨Lo sabía¨.  No los alejemos con este tipo de frases, no los acerca a nosotros, no ayudan a una buena comunicación.

No se sentirán valorados, pasarán de nosotros y recurrirán a aquellos que sí les transmitan confianza y entendimiento.

Hablemos de los comportamientos equivocados,  es necesario hacerles ver qué ha pasado y asumir las consecuencias de los actos,   aprendiendo de lo que hemos hecho mal en ese momento para cambiar esa conducta.

A los adolescentes como a todos nos gusta sentirnos valorados. Habla bien de ellos con ellos y con los demás así se forjará su seguridad y una buena autoestima.

Lo que tengas que corregir hazlo en casa sin nadie alrededor.

Respeta sus tiempos y sus ritmos.

Recuerda que la adolescencia forma parte de una etapa más de su desarrollo.

Descubre la chispa de los adolescentes, descubre sus ideas, realmente son una fuente de enseñanza para nosotros.

¡Tenemos mucho que aprender de ellos!