¿Por qué mi hijo habla así?

¿Por qué mi hijo ha comenzado a repetir la primera palabra de lo que quiere decir, y a gesticular exageradamente cuando nos quiere contar algo?

Utiliza el lenguaje con demasiado esfuerzo.

En muchas ocasiones lo notamos más afónico y nos habla con un tono de voz elevado.

Son algunos de los comentarios que me hacen muchos padres preocupados, por la forma de hablar de sus hijos.

¿Qué puede estar sucediendo?

El desarrollo del lenguaje de los niños entre los dos y los cuatro años, es el período de la explosión del lenguaje hablado.

Comienzan a decir con palabras y frases lo que quieren comunicar.

Utilizan mucho vocabulario que parecía lo tenían escondido y van dejando de señalar lo que quieren, transformando los gestos en frases.

Es el momento en que todo lo que han observado, lo que su mente ha captado del medio, lo expresan con el lenguaje.

Afloran las palabras y las expresiones que han estado escuchando todo este tiempo.

A la vez, es una edad en la que los niños nos demandan una constante atención y el gran momento de las ¨temidas¨ rabietas.

Es tanto lo que podrían expresar en esta etapa, que en ocasiones saben lo que quieren decir pero aún lo están organizando mentalmente, ocasionándoles impaciencia que se refleja en el modo de hablar.

Puede ocurrir, que algunos niños no logren decir con fluidez lo que quieren expresar y lo consigan con mucho esfuerzo y desorganización en su mensaje, provocándonos a los padres gran desconcierto y preocupación.

Nos quieren contar en ese momento determinado algo que les pasa y a veces se enredan las palabras.

¿Qué debemos hacer frente a esta situación? ¿Cómo podemos ayudarlos a organizar el lenguaje?

Escuchamos la repetición de un ¨mmm¨, o la misma sílaba varias veces y gestos exagerados que nos genera a los padres preocupación.

Lo primero que pensamos es que así hablará siempre y aún más nerviosismo nos produce.

No sabemos cómo reaccionar para ayudarlos a que se expresen con naturalidad. Nos resulta difícil no transmitir impaciencia al comunicarnos con ellos.

Para reaccionar adecuadamente y no transmitirles nuestra preocupación, podríamos probar afrontar esta situación con más calma, siendo conscientes que cuanto menos ansiosos estemos, la afrontaremos con más naturalidad.

Cogerle las manos y mirarlo a la cara cuando quiera decirte algo da muy buenos resultados en la comunicación con los niños.

Debe sentir que no hay prisa para que nos cuente lo que en ese momento nos quiere transmitir.

Dale su tiempo para que se exprese, no lo interrumpas ni termines sus frases.

Tiene que sentirse escuchado.

No te olvides de observar cómo es la comunicación con él en casa.

Es importante el clima que vivimos a diario para evitar el nerviosismo, que también se refleja en la forma de hablar.

El lenguaje es una forma de conducta, nos transmite y nos indica cómo estamos.

En muchas ocasiones los niños utilizan también el lenguaje para llamar nuestra atención. Algo que nos preocupa hace que estemos alerta y pendientes de ellos.

El contacto visual, la tranquilidad que siente cuando lo estamos escuchando con atención, respetar sus tiempos, hará que el niño se exprese con fluidez y la comunicación se lleve a cabo con naturalidad.