¡Por favor!

¨¡Agua!¨ ¨¡Dame!¨ ¨¡Me da igual, voy a ir!¨

¿Cómo se pide?

Cuántas veces hemos escuchado a los niños decir frases que no suenan nada amables, nos transmiten una orden o una decisión tomada.

Es importante saber que nuestra forma de hablar influye directamente en todos los que nos rodean.

En ocasiones, una forma bonita de utilizar el lenguaje es el punto de partida para resolver una situación que no es agradable y para que se vaya desencadenando en un ambiente más cómodo.

Enseñarles a los niños y a los adolescentes a relacionarse con un lenguaje amable y empático los ayudará a obtener mejores resultados en todas sus  relaciones, con sus compañeros, con sus profesores, con los padres.

No me cansaré de decir que la mejor forma de enseñarles a nuestros hijos es con el ejemplo.

 ¡Dámelo! ¡Iré a ese cumpleaños! ¿Qué nos transmiten estas frases?

Nos generan un bloqueo por no saber cómo responder. ¿Acaso estamos obligados a ejecutar la acción? ¿ No tenemos otra opción?

Quizás lo llegamos  a ver más claro si pensamos en la forma de hablar de muchos adultos, su manera de pedirnos las cosas nos provoca antipatía y rechazo.

Si me lo pidiera de otra manera cuántas cosas conseguiría de mí…pensamos.

A veces los padres no entendemos por qué los niños no se llegan a relacionar bien con sus compañeros y en  muchas ocasiones se debe a que la forma que tienen de hablar les genera un rechazo.

El lenguaje que utilizamos puede funcionar como una barrera o de lo contrario como un puente para relacionarnos con los demás.

Ahora mirémonos a nosotros mismos, los padres y respondámonos las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo le pides a tu hijo que haga algo?
  • ¿Le das órdenes?
  • ¿Das opción al diálogo?

Especialmente con los adolescentes, será de mucha utilidad para los padres aprender a decirles las cosas de una manera amable y así no se sentirán amenazados por nuestras palabras.

Una comunicación adecuada nos ayudará a  modificar conductas y nos mostraremos respetuosos también con nuestra forma de hablar.

No es lo mismo decirle a nuestro hijo  ¨No irás¨ o decirle ¨Entiendo que estés triste, justo ese día tienes otra actividad, piensa cuándo podrías ir¨.

Mis recomendaciones son:

  • Pon atención en tu forma de hablar con tus hijos.
  • Pídele que haga las cosas de una forma amble y empática.
  • Ponte en su lugar y muéstrale tu comprensión, argumenta tu punto de vista para que lo comprenda.
  • Utiliza frases amables y respetuosas también durante el juego.

Recuerda que los niños aprenden de lo que ven y los adultos les enseñamos a nuestros hijos con nuestros actos y nuestras formas.

¿Cómo te gustaría que te hable tu hijo?  Háblale tú de esa manera.