¡No traga bien!

¿Te ha dicho el dentista que tu hijo no traga bien? ¿Quieres ponerle brackets pero antes debe aprender a tragar? ¿Ves a tu hijo con la boca abierta cuando mira la tele? ¿Saca la lengua cuando está escribiendo?

Hay una etapa en el desarrollo de nuestros hijos en que observamos cambios en su boca, cómo están saliendo los dientes definitivos, cómo mastica la comida, si hace ruido al tragar, si le quedan restos de comida alrededor de sus labios o si está con la lengua entre sus dientes y permanece con la boca abierta.

Todos estos aspectos que vamos observando, se relacionan con los músculos de la cara, de la lengua, de la boca y con su correcto funcionamiento.

Hay diversas causas que influyen para que no traguemos correctamente.

  • El uso prolongado del chupete o el biberón.
  • Morderse las uñas o chuparse el dedo.
  • Causas genéticas.

 

La posición de los dientes y la forma que va adquiriendo la lengua y el paladar a medida que vamos creciendo, puede que no se vaya desarrollando de manera armónica, pudiendo ocasionar maloclusiones y dificultades para tragar, pronunciar y respirar.

 

¿Cómo se detecta la deglución atípica?

Es habitual que sean los odontopediatras, en alguna de las visitas que hacemos con nuestros hijos, que nos comenten que hay que corregir la deglución atípica antes de ponerle aparatos.

También nos puede comentar el otorrino que nuestro hijo necesita realizar un tratamiento para aprender a respirar por la nariz.

El hecho de respirar constantemente por la boca genera una mala postura lingual que dificulta el tragar correctamente.

 

¿Solo los niños pueden tener deglución atípica?

No. Tanto niños como adultos podemos estar teniendo una mala oclusión al tragar y una postura incorrecta de la lengua o una mala posición de los dientes que nos haga tragar con dificultad.

Es por esto, que a cualquier edad podremos iniciar un tratamiento para corregir la deglución atípica.

La ventaja de comenzar a trabajar la musculatura desde pequeños es que el hábito de tragar mal no estará tan arraigado como el de una persona adulta.

Cuanto más tiempo implementemos un mal hábito más nos costará eliminarlo y cambiarlo por el correcto.

 

¡Cierra la boca! ¡No saques la lengua!

Aunque estemos todo el día corrigiéndoles a nuestros hijos no sabrán cómo hacerlo.

Algo que nos parece tan sencillo de hacer, como mantener la boca cerrada o no apoyar la lengua entre los dientes, involucra a muchos músculos.

Si no conseguimos la función correcta de los músculos, tendremos que entrenarlos para fortalecerlos.

Para mantener la boca cerrada y respirar por la nariz, debemos aumentar el tono muscular de los orbiculares de los labios, los músculos que rodean a la boca, y así de una manera natural podrán mantener el sellado de los labios sin esfuerzo.

Para no interponer la lengua entre los dientes tendremos que fortalecer los músculos de la lengua. ¡Son 17! Tendremos que entrenarlos a todos para que la fuerza que haga la lengua al tragar sea equilibrada y no se desplace hacia los dientes.

 

¡Vamos a entrenar!

La única manera de corregir, fortalecer y mejorar el funcionamiento de la musculatura de la cara es entrenando, igual que lo hacemos con los músculos del resto del cuerpo.

 

Un consejo: no le corrijas a tu hijo cuando interponga la lengua entre sus dientes o cuando haga ruido al tragar.

Solo pídele que haga los ejercicios que ha aprendido.

Es la única manera de modificar y mejorar las funciones de respiración, deglución, habla y fonación.