¿Cómo comunicarnos mejor?

 ¨No encuentro un momento para hablar con él¨.  ¨Muestra desinterés y desgano cuando hablamos¨. ¨Es imposible poder dialogar¨.

Los padres tenemos muchísimas ganas de tener una buena relación con nuestros hijos, poder comunicarnos con ellos, hablar con naturalidad de las cosas que hacen y que les ocurre, lograr que confíen en nosotros y poder darles nuestros consejos cuando lo necesitan.

Qué difícil nos resulta, especialmente cuando están en la adolescencia y parece que no llegamos a conectar con ellos.

¿Por qué nos cuesta tanto crear una buena comunicación?

¿A qué hora vendrás? ¿Quiénes irán? ¿Hasta qué hora estaréis? ¿Por qué no has estudiado para el examen?

Queremos saber lo que van a hacer y cuándo volverán a casa o el motivo por el cual no aprobaron una asignatura, en muchas ocasiones creemos que este sería el inicio de una conversación y en realidad es un interrogatorio para que nos den explicaciones.

Para que exista comunicación debemos ir creando momentos de diálogos, en un entorno agradable en los cuales sintamos confianza y ganas de compartir lo que nos sucede.

Es importante tener en cuenta que con hijos adolescentes somos los padres los que tenemos que estar predispuestos a hablar con ellos cuando ellos sientan la necesidad de hacerlo.

Hablar con naturalidad y espontaneidad con nuestros hijos no se puede dar de repente.

Es un proceso, una forma de relacionarnos que se debe ir construyendo desde que nuestros hijos son pequeños.

Debemos ir creando una forma de comunicarnos que sea bidireccional, es decir, yo te cuento y tú me cuentas.

Y te escucho sin juzgarte y sin interrumpirte para que te puedas expresar.

Si comenzamos a crearla desde que son pequeños, llegada la adolescencia no tendremos problemas para comunicarnos porque formará parte de nuestro modelo de comunicación.

¿Cómo lo tenemos que hacer? ¿Cómo conseguir una buena comunicación?

Debemos trabajar en los siguientes aspectos desde edades muy tempranas.

  1. Descubre qué le interesa a tu hijo y habla de esos temas a diario. Sentirá que realmente te interesas por lo que a él le gusta.
  2. Comparte diariamente cosas que a ti como madre o padre te hayan ocurrido en el día y pídele su consejo. Se sentirá valorado por ti y hará lo mismo cuando necesite tu ayuda.
  3. No lo juzgues. Si te cuenta alguna situación que te sorprende, suya o de algún amigo no juzgues diciéndole ¨eso está mal¨. Habla con él de lo que él haría y tu dale tu opinión.
  4. No le demos tantos consejos. Mejor que observe tu comportamiento. Háblale de cómo lo harías tú. Así podrá reflexionar sobre esa situación.

Compartir con ellos nuestras propias situaciones, cuando ya tienen una edad, pedirles su opinión para que sientan que confiamos en ellos, es una buena manera para que luego ellos actúen de la misma forma.

Vuelvo a recalcar, especialmente en la adolescencia, tenemos que escuchar a nuestros hijos.

Debemos considerar que comunicarnos con ellos no significa pedirles información haciéndoles preguntas. Es por ello que en muchas ocasiones tenemos que esperar el momento en que se acerquen a nosotros porque sienten esa necesidad.

Aprovecha esos momentos, intenta hacer todo lo posible por estar disponible. Si lo dejas para más tarde es muy probable que tu hijo ya no esté dispuesto.

Pongámonos en su lugar, recordemos lo que no nos gustaba que hicieran nuestros padres cuando nosotros éramos adolescentes.

La comunicación bidireccional que queremos alcanzar significará que yo le cuento y él me contará. Podrás lograrlo si…

  • Creas un vínculo de confianza.
  • No lo juzgas.
  • Indagas en saber sus intereses.
  • Respetas sus momentos.
  • Eres empático y recuerdas tu adolescencia.

Desde que son pequeños es importante socializar con nuestros hijos. El estar comiendo juntos o cenando y conversar, por supuesto sin tele ni móviles por medio.

Hablar de cómo nos ha ido el día, qué nos ha pasado y comunicarnos generando todo tipo de conversaciones.

Para que esto suceda, los niños y adolescentes necesitan sentirse en un ambiente de seguridad, de protección y de confianza. Solo así estarán motivados para expresarse.

Y recuerda que, en cada etapa del desarrollo de nuestros hijos, somos los padres los que tendremos que ir moviéndonos para acompañarlos siempre y en cada momento debemos hacerlo desde un escenario diferente.