¡Quiero ganar!

El juego es una de las formas más efectivas en la que los niños aprenden, y no solo habilidades cognitivas y motoras, sino también habilidades sociales.

A medida que los niños crecen, se enfrentan a situaciones donde deben aprender a lidiar con la competencia y las emociones asociadas como la frustración o la tristeza cuando no obtienen el resultado deseado.

Un comportamiento muy común que muchos padres y educadores observan es que los niños a menudo exclaman ¨quiero ganar¨ y se enfadan o se frustran cuando no logran su objetivo.

¿Por qué los niños quieren ganar?

El deseo de ganar es una parte natural del desarrollo infantil. Este deseo pude estar relacionado con la necesidad de validación y el refuerzo positivo.

Ganar puede ser visto como una forma de recibir elogios, reconocimiento o simplemente sentirse bueno en lo que hace.

Cuando un niño insiste en ganar o se frustra fácilmente al perder, pueden estar en juego varias habilidades en desarrollo:

  • El lenguaje emocional. Muchos niños aún no tienen las palabras necesarias para expresar lo que sienten. En lugar de decir ¨me siento frustrado¨ lo manifiestan con una rabieta o en negarse a continuar con el juego.

 

  • Desarrollo de la autorregulación. Ganar o perder requiere manejar la impulsividad, entender los turnos y aceptar las normas. Estas habilidades se van desarrollando con el tiempo y necesitan práctica y acompañamiento.

 

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos?

Desde la logopedia, damos especial importancia al lenguaje como herramienta para guiar, contener y enseñar.

  1. Nombra las emociones. Ayudemos a los niños a identificar lo que sienten. ¨Veo que estás molesto porque no ganaste. Es normal sentirse así a veces. ¨ Esto les dará el vocabulario emocional que necesitan.
  2. Modela el lenguaje adecuado. Durante los juegos verbaliza cómo te sientes. ¨ ¡Uy, esta vez perdí! Me hubiese gustado ganar, pero igual me divertí. ¨Así le muestras que perder es parte del juego.
  3. Refuerza el proceso, no el resultado. En lugar de decirle ¨ ¡Ganaste eres el mejor! ¨ prueba con: ¨ ¡Jugaste con atención! ¨ o ¨ ¡Te esforzaste mucho! ¨ Esto fomenta una mentalidad de crecimiento.
  4. Estimula la resolución de conflictos con palabras. Si tu hijo se enfada por perder, ayúdalo a expresar su frustración con frases como: ¨Estoy triste porque quería ganar. ¨

Querer ganar no es negativo. Muestra motivación y deseo de superación.

Nuestro rol como adultos es enseñarles que perder no es fallar y es fundamental que los niños sepan que es normal sentirse molesto.

Ayudarlos a nombrar lo que sienten les permitirá gestionar mejor sus emociones.

Reconocer los logros de los demás, también los fortalece de una manera saludable.

Hablar con los niños sobre nuestras propias experiencias de fracaso y cómo lo hemos superado, los ayudará a comprender que no es el fin del mundo, sino una oportunidad de aprender.

Si nos centramos más en disfrutar del proceso de jugar, en lugar de centrar siempre la atención en ganar y reforzar los esfuerzos y no solo centrarnos en el resultado, les permitirá sentirse orgullosos de su progreso, independientemente de si ganan o si pierden.

Como logopeda, una parte de mi trabajo implica ayudar a los niños a desarrollar un lenguaje emocional adecuado, que les permita comunicar lo que sienten de manera efectiva. Enseñarles a manejar la frustración, a usar el lenguaje apropiado para expresar sus emociones.

Al final, el objetivo no es solo que los niños aprendan a jugar, sino que aprendan a comunicarse, a expresarse y a conectar con el mundo que los rodea construyendo vínculos entre el lenguaje y el juego.