27 Ene ¡No puedo solo!
¨No sé cómo hacerlo¨. ¨Me da miedo equivocarme¨. ¨No quiero esforzarme¨. ¨ Hazlo tú¨.
Cuántos significados nos puede transmitir el ¨no puedo¨ de un niño.
Por diversas razones hay niños que necesitan la mirada constante de un adulto. Se sienten seguros con la compañía y la respuesta inmediata.
Pero ¿qué ocurre cuando se le pide al niño que haga algo por sí solo?
Su respuesta es: ¡No puedo! Lo notamos inseguro, se bloquea y no avanza si no lo acompañamos.
Pueden ser deberes, juegos en casa, hábitos diarios como bañarse, recoger sus juguetes, cepillarse los dientes. Para cada actividad que ya puede hacer solo, está mamá o papá a su lado.
Cuando un niño está acostumbrado a estar con alguien que le da la aprobación constante de cada movimiento que hace, es muy difícil que en otros ámbitos, incluso en el colegio, actúe con autonomía.
Para sentirse ¨seguro¨ tendrá que contar con alguien a su lado que le brinde la confianza que necesita en cada momento.
Los niños con pocos hábitos de autonomía pueden presentar dificultades de aprendizaje y de relación con los demás. De ahí la importancia de ayudarlos a ser niños autónomos.
Generalmente son los niños que en el colegio muestran gran inseguridad y se levantan cada segundo a preguntarle a la profesora, porque temen equivocarse.
Niños que se muestran muy inseguros frente a cada reto que se les plantea.
Preguntan mucho para poder realizar lo que se les pide, y no consiguen lo que se les propone.
Pierden mucho tiempo en acaparar la atención de los adultos, no se concentran en lo que tienen que hacer ya que su principal objetivo es que alguien lo haga con él.
¿Cómo reaccionamos los adultos frente a las dificultades que se les presentan?
¿Intentas resolverlo? ¿Le corriges inmediatamente? ¿Crees que le das el tiempo que necesita para conseguir su objetivo? ¿Te anticipas a sus respuestas? ¿Intentas que no se frustre actuando por él?
Frente a esta situación son muchas las preguntas y las dudas que se plantean los padres.
¿Qué debemos hacer?
Tan simple como enseñarle que puede hacer las cosas sin mamá o papá.
- Debéis tener presente las habilidades que ya puede conseguir solo, teniendo en cuenta su edad.
- Pensad qué actividades ya podría hacer solo en casa y explicarle los cambios que se comenzarán a producir.
- Si decidís que tendrá que lavarse la cabeza solito o que tendrá que recoger él los juguetes, debéis decirle paso a paso lo que tendrá que hacer para que lo comprenda.
Recuerda que si hasta ahora lo hacía contigo, hay que darle tiempo para que logre hacerlo solo.
Es muy importante darle confianza para que se sienta cómodo.
Debéis valorar su esfuerzo y realización.
Que el niño intente conseguir los retos por sí mismo lo hará crecer y sentirse seguro.
Se irá sintiendo capaz de hacer cosas sin la aprobación constante del adulto, porque habrá aprendido a hacer cosas solo.
Es muy importante que aprenda a equivocarse, lo ayudará a valorar el esfuerzo de seguir intentándolo hasta conseguirlo.
Sentir que es capaz de hacerlo, le aportará seguridad en sí mismo.
Si los adultos resolvemos todo por ellos, los niños no se sentirán seguros para actuar en ninguna situación.
También debemos enseñarles a gestionar el tiempo y la realización de las tareas escolares.
Dejándolos hacer, ayudándolos a corregir los errores, dándoles tiempo y no terminar de hacer las cosas por ellos.
El dejar que ellos nos cuenten lo que tienen que hacer para el colegio, que recuerden traer a casa el libro para repasar y no acudir a otros padres para que nos digan qué deben hacer los niños para mañana, será muy valioso para que aprendan a organizarse, a estar atentos, a memorizar, lo cual favorecerá a su responsabilidad.
A medida que el niño adquiera autonomía la ayuda irá disminuyendo.
Y como siempre os digo todo comienza en casa. Cuando adquiera autonomía en casa podrá actuar de la misma manera en el colegio, con sus compañeros o en cualquier otro entorno.
Todo lo que va aprendiendo y la confianza que irá adquiriendo, así como su actitud la implementará en el colegio y en cualquier otra situación que se le presente.
Es importante que actuemos para ayudarlos, pero no resolviendo la dificultad sino aportándoles las herramientas para que puedan lograr lo que se propongan.
Notaréis la satisfacción y la felicidad que sienten al lograr un reto e inmediatamente estarán receptivos a más.
Debemos enseñarles que no todo se consigue al instante, que note el esfuerzo que se requiere para conseguir lo que uno se propone.
Poco a poco aprenderá a disfrutar de los retos y a desenvolverse ante los desafíos.
¡Dejemos que lo intenten!