¡Aprende a cuidar tu voz!

¿Alguna vez te has puesto a pensar la importancia que tiene tu cuerpo y tus emociones en el buen funcionamiento de tu voz?

Has observado alguna vez:

  • ¿Cómo te sientas en el coche, en el tren, en el autobús o en la silla de trabajo?
  • ¿En qué posición estás cuando miras la tele?
  • ¿Descansas bien por la noche?
  • ¿Cuál es tu postura frente al ordenador?
  • ¿Tu respiración es pausada, es continua, es irregular cuando estás hablando?
  • ¿Necesitas coger aire de golpe, como si te faltara, cuando hablas con alguien?
  • ¿Si hablas por teléfono, te duele el cuello y notas cansancio generalizado?
  • ¿Sientes que sin estar hablando aprietas los dientes y tensas tu mandíbula?

Es muy importante que observemos nuestros hábitos posturales diarios porque influyen directamente sobre nuestra voz.

También es de gran importancia reconocer nuestro estado de ánimo, ya que  influye directamente sobre nuestra voz.

Para un buen funcionamiento del aparato fonador, es decir, para tener voz, es necesario un equilibrio.

Nuestra musculatura, nuestra respiración y nuestras emociones están entrelazadas, y necesitamos que estén en equilibrio para que nuestra voz fluya sin esfuerzo.

Tan solo si nos ponemos a pensar en alguna conversación telefónica con algún amigo, podemos saber, solo escuchando su voz, si se encuentra triste, nervioso o feliz porque la voz nos transmite emociones.

Si nos sentimos cansados, nuestros músculos lo están y la voz nos sale de una manera diferente.

Muchos de nosotros utilizamos nuestras voces como herramientas de trabajo, lo cual nos hace estar aún más pendiente de ella. Nos sería imposible llevar a cabo con normalidad una jornada de trabajo si estamos afónicos.

¿Cómo debemos cuidar nuestra voz?

  • Debemos moderar el uso de la voz ante la aparición de ronquera.
  • Debemos reducir o evitar el consumo de alcohol y tabaco.
  • Debemos evitar cambios bruscos de temperatura, evitar exposición prolongada al aire acondicionado.
  • Debemos dormir al menos 8 horas cada noche.
  • Debemos evitar la tos y el carraspeo bebiendo agua constantemente.
  • Debemos evitar hablar en lugares con ruido ambiental excesivo o mientras se realiza ejercicio físico.
  • No debemos hablar o cantar con catarro, resfriado o ronquera.
  • Debemos utilizar posturas adecuadas en nuestras actividades diarias.
  • Debemos dejar descansar la voz, especialmente cuando la hemos forzado y calentar la voz antes de empezar a usarla (haciendo ejercicios de vocalización).
  • Debemos evitar los ambientes secos, que nos generan tos y carraspeo.
  • Debemos realizar una respiración adecuada, inspirar por la nariz (sistema natural de filtración y calentamiento del aire que respiramos).
  • Debemos articular adecuadamente, para conseguir hablar con menos esfuerzo.

Es importante saber que no a todas las personas nos afecta de la misma manera los malos hábitos vocales.

Hay quienes no cuidan de ninguno de los aspectos anteriormente mencionados, y sin embargo, nunca se han quedado sin voz.

Pero para quienes su voz forma parte de su trabajo, y que en alguna ocasión se han quedado afónicos, es de gran importancia probar cambiar aquellos hábitos que hasta ahora no se tenían en cuenta.

Además de nuestra propia observación, es importante la consulta con el otorrino, y tener la absoluta tranquilidad de que nuestras cuerdas vocales están en perfecto estado.

¡Y ahora sí! Aprender la técnica vocal es el siguiente paso. Debemos ejercitar la relajación muscular, la respiración costo diafragmática y la impostación adecuada para llegar a conseguir que nuestra voz transmita lo que queremos comunicar a los demás de una manera única y personal.