¡Vale más la calidad del tiempo!

¡Quiero tener más tiempo para compartir con mis hijos!… ¿os suena?

Es tan difícil poder conciliar el trabajo con el tiempo que queremos compartir con nuestros hijos.

Una sensación de culpabilidad nos invade con frecuencia a los padres, cuando sentimos que no tenemos tiempo suficiente para estar con nuestros niños.

Muchas veces hemos escuchado esta frase ¨vale más la calidad que la cantidad del tiempo¨, pero se nos hace difícil asimilarla.

Quizás hasta pensamos que se dice solo para relajar nuestras mentes y desligarnos de la culpa que en muchas ocasiones, nos produce no poder estar todo el tiempo que queremos con nuestros hijos.

Nos hará sentir muy bien, cada día, buscar un momento para compartir con ellos, ya sea el de la cena, el baño, que nos muestren los deberes que han hecho o contarles un cuento antes de ir a dormir.

Aunque no estemos desde el momento que llegan a casa, se sentirán muy acompañados por nosotros y cuidados si saben que compartiremos algún rato con ellos.

Si vamos a llegar tarde, una buena manera de organizarlos, es anticiparles lo que harán cuando vuelvan del cole, quién los irá a recoger, cuándo tendrán que hacer los deberes, y en qué momento nos reencontraremos.

Así iremos estableciendo una rutina e iremos pautando sus actividades. Es una muy buena manera de organizarlos y especialmente de hacerlos sentir seguros al saber lo que ocurrirá en el transcurso del día.

Lo que no tenemos que creer es que debemos recuperar ese tiempo de ausencia, con una actitud permisiva, aceptando todas sus peticiones sin establecer límites ni normas. Porque esa actitud a la larga los perjudica.

Muchas son las ventajas que podemos destacar del tiempo que pasan sin nuestra presencia.

Una de ellas es la autonomía que les hacemos tener, dándoles pautas, organizándolos, y estableciendo sus obligaciones diarias para cuando nosotros no estemos en casa.

Vamos casi sin darnos cuenta estableciendo hábitos, organizando sus actividades. Les vamos enseñando a gestionar el tiempo.

Cuando llegamos a casa compartiremos lo que han hecho, escucharemos lo que les ha pasado durante el día.

Así iremos generando un vínculo de atención, acompañamiento y diálogo con ellos.

Si nos ponemos a pensar, muchas veces nos pasa, que cuanto más tiempo estamos juntos, menos actividades hacemos con los niños y el tiempo se nos pasa sin haber estado ni un momento con ellos.

En ocasiones, teniendo tiempo, solo nos limitamos a cubrir sus necesidades básicas y dejamos de compartir momentos divertidos o pasamos de largo las charlas o dejamos de ayudarlos a organizar sus actividades.

Os propongo a aquellos padres que sí podéis estar más tiempo con los niños, que igualmente, establezcáis una rutina, y momentos determinados del día para compartir con ellos.

Debemos sentirnos tranquilos, los niños comparten su tiempo con las personas que hemos elegido. Debemos sentirnos bien con nosotros mismos, porque aún sin estar, los estamos educando.

Mucho es lo que les enseñamos a diario aunque no estemos todo el tiempo con ellos.

Aprenden a ser más sociables por estar con otras personas.

Aprenden a cumplir con las tareas que les pautamos en el tiempo establecido.

Aprenden a organizarse.

Aprenden a manejar mejor sus tiempos.

Aprenden a entender cuáles son sus responsabilidades.

Aprenden a esperar el momento para contar lo que les ha pasado.

Es necesario que los adultos les dediquemos tiempo, y que los niños perciban que estamos pendientes de ellos. Tenemos que buscar la manera de que se sientan guiados por nosotros.

Recuerdo, cuando mis hijos eran pequeños, tenían 4 y 6 años, era sábado y estaban jugando en casa con unos amigos. Escuché al mayor decir, ¨mi madre no trabaja¨. Sin embargo, era una época de muchos ratos fuera de casa y aún recuerdo mi sensación de culpa por no poder compartir todo el tiempo que me habría gustado con ellos.

Y recuerdo la felicidad que sentí al oír a mi hijo decir que no trabajaba. Comprendí que me sentían siempre cerca, pude entender que mis niños no sentían ningún vacío por mis ausencias debido a mi trabajo.

Mi propia experiencia me hizo comprender que vale más la calidad del tiempo que compartimos, que la cantidad de tiempo que estamos en casa.

Eso sí, debemos estar siempre atentos y pendientes de ellos, y os aseguro que da ¡muy buenos resultados!