¿Cómo te lo tengo que decir?

¡Te lo he dicho mil veces! ¿Me estás escuchando?

Lograr una buena comunicación con nuestros hijos puede resultar difícil si no tenemos en cuenta algunas pautas de actuación.

Expresar de una manera adecuada lo que queremos transmitir es esencial para que  el mensaje sea interpretado de forma exacta.

Si no sabes qué más decir para que la comunicación con tus hijos sea productiva o no sabes qué es lo que no estás haciendo bien,  haz un parón, obsérvate y descubre lo que no está funcionando correctamente.

  • ¿En qué momento estás diciendo las cosas para que se lleven a cabo?
  • ¿Cómo estás expresando lo que sientes?
  • ¿Estás gritando mucho?
  • ¿Repites las frases muchas veces?
  • ¿Sientes que es como si no te escucharan?

 

¿ Por qué perdemos los nervios?

Es muy probable que haya momentos en que demos por hecho que los niños saben lo  que esperamos de ellos.

Ya  les hemos repetido tantas veces lo que queremos que hagan que nos parece que no nos entienden.

¡No me lo has dicho! ¿No te lo he dicho? 

Vamos perdiendo la paciencia y nos vemos inmersos en una discusión que no nos lleva a ningún resultado positivo, generándonos un gran malestar.

Muchas veces la forma de hablar y actuar no contribuyen a crear un buen clima ni a conseguir lo que deseamos de forma inmediata.

Prueba implementar algunas de las siguientes  pautas:

  • Plantea las normas de forma simple y anticipada de manera que te puedan entender claramente y sepan cómo actuar cuando llegue el momento.
  • Distribuye las tareas y establece las reglas claras para que sean bien comprendidas.
  • Valora las opiniones de los niños y cuando sea posible realiza una toma conjunta de decisiones.
  • Cuida los gestos que acompañan al mensaje, si hay contradicciones es muy probable que el mensaje sea confuso.
  • Elige el momento idóneo  para dialogar y establecer pautas.
  • Sé coherente con tus actos y lo que les estás  pidiendo que hagan,  para que la palabra tenga valor.
  • Reconoce con  frases alentadoras el esfuerzo que están haciendo los niños para cumplir con lo pactado.
  • Explícale a tus hijos lo que sientes cuando no cumplen con lo establecido y determina los límites.
  • Utiliza un diálogo acorde a la  edad de los niños.
  • En ocasiones pídele a tu hijo su colaboración en lugar de darle órdenes, obtendrás mejores resultados.

 

¿Cómo lo tengo que hacer?

Si estoy en la cocina y le grito a mi hijo: ¡ lávate los dientes que ya son las diez de la noche!

Él sigue tumbado en el sofá mirando la tele,  es muy poco probable que me obedezca.

Seguramente no haya registrado mi grito desde la cocina, lo cual me genera más nerviosismo.

Si en cambio me acerco al salón y le digo:  ¨ya son las diez de la noche hijo, se ha hecho tarde, vamos a apagar la tele que tienes que ir a cepillarte los dientes e ir a dormir¨.

Estoy segura que se generará un diálogo más productivo.

Pero si quiero crear un mejor clima,  tendré que anticiparme a los acontecimientos cotidianos.

Si planteo las normas de antemano  para que llegado el momento, con solo decirle:  ¨En 5 minutos nos prepararemos para ir a dormir¨.

Todo se llevará a cabo con mayor naturalidad, con un tono de comunicación agradable y sin crear conflictos.

Las pautas han sido planteadas en otro momento y han sido claras.

Por lo tanto, si cambiamos la dinámica y somos constantes obtendremos mejores resultados.

Una buena comunicación entre padres e hijos contribuye a lograr un clima familiar positivo.

Los conflictos diarios  se podrán resolver  más fácilmente.

El diálogo se producirá de forma amena, sin gritos ni discusiones.

Expresarnos con empatía y coherencia, escucharnos con atención e interés, compartir nuestros sentimientos, valores e ideas de forma clara, establece las bases de una comunicación respetuosa y efectiva que  podrá llevarse a cabo durante toda la vida.