Niños seguros, niños felices.

La satisfacción que le genera a un niño alcanzar las metas que se propone por sí solo lo llena de felicidad.

Felicidad por conseguir lo que desea.

Su autoestima aumenta porque se da cuenta de que puede lograr lo que se propone.

Que un niño tenga confianza en sí mismo lo hace capaz de obtener el máximo provecho de sus capacidades y talentos.

Durante su desarrollo no solo es importante que consiga el éxito, también es necesario que experimente no poder conseguirlo inmediatamente.

Nuestra función como padres será brindarle las herramientas necesarias para que pueda recuperarse del fracaso, y es absolutamente necesario para que desarrolle la confianza en sí mismo.

Uno de los errores más frecuentes de los adultos es creer que si evitamos su frustración el niño se sentirá feliz, no lo veremos llorar ni patalear, y nada más lejos de la realidad.

Si vamos resolviendo constantemente cada situación ¨incómoda ¨para el niño y en ocasiones para los adultos, haciendo todo para que no se frustre, generaremos justamente el efecto contrario del que queremos conseguir.

Evitar la rabieta no le proporciona seguridad, le genera una sensación de hacer lo que quiere y cuando quiere y no tolerar un ¨No¨´.

¿Cómo puede aprender un niño si no dejamos que se equivoque?

Los niños deben probar, deben equivocarse, deben frustrarse.

Uno de los sentimientos más satisfactorio es el de la superación de las dificultades y los padres debemos intervenir brindándoles herramientas para que ellos consigan lo que desean.

Me encuentro a diario con niños faltos de seguridad que no saben jugar solos, no se animan a hacer cosas nuevas por el temor a equivocarse.

Niños que se bloquean si no aceptas sus normas porque así están acostumbrados, a que se haga lo que ellos dicen.

Niños a los que sus compañeros no aceptan con el rol que tienen en casa, lo cual hace que se sientan débiles y vulnerables.

Niños que esperan una aprobación constante por parte del adulto para continuar un juego o una actividad.

¿Cómo debemos preparar a los niños para que actúen con autonomía?

Empecemos en casa…

  • Dale el espacio para que Juegue solo.
  • Prepáralo para que comience a dormir en su habitación.
  • Bríndale opciones para que elija su ropa y se vista solo.
  • No lo trates como un niño más pequeño, no lo estas ayudando a crecer.
  • Demuéstrale que puede hacer las cosas solo y dile lo bien que lo hace.
  • Observa su conducta y fíjate cuándo es el mejor momento para intervenir.
  • Ayúdalo a ser responsable, a organizarse, a gestionar sus cosas, a aprender de sus errores.
  • Confía en él, es importante que lo perciba.
  • Valora sus logros.
  • Déjalo que tome decisiones sencillas.
  • No lo sobreprotejas.
  • No corrijas todo lo que hace.
  • Míralo y escúchalo.

Las actividades diarias son un buen ejercicio para que nuestros hijos se hagan autónomos y sientan que hacen cosas por sí solos (vestirse, organizar su mochila, recoger los juguetes, recoger de la mesa después de desayunar, llevar la ropa a la lavadora, cepillarse los dientes).

Realizar estas actividades les proporciona autonomía y les dará práctica para conseguir otras metas, en otro sitio y con otras personas.

Un niño que puede conseguir por sí mismo lo que desea se siente feliz por haberlo conseguido.

Ser capaz de hacerlo lo hace sentir bien, lo fortalece.

Esta sensación de seguridad de sí mismo le influirá positivamente en su aprendizaje, en el colegio y en la relación con sus compañeros.

¡Solo hace falta que les demos alas!