¡Hablemos claro!

¨Ve más despacio que no tenemos prisa¨ le decía una madre a su hijo con cara de enfadada, tirando del brazo del niño, llegando a la puerta del colegio.

Hablar de forma clara con los niños implica que utilicemos un mensaje coherente para que lo comprendan y no les genere confusión.

¿Qué entiende un niño con este tipo de situaciones, a qué le tiene que hacer caso, al tono de voz de la madre y a sus gestos o al significado de la frase?

Para que un mensaje les llegue a los niños de forma clara y lo comprendan tiene que ser coherente en varios aspectos.

El tono de voz, el vocabulario que utilizamos, los gestos sumados a los elementos del contexto deben ser acordes entre sí.

En muchas ocasiones no utilizamos un lenguaje claro y directo y usamos frases irónicas.

El lenguaje irónico da a entender algo que no se corresponde literalmente con lo que se dice.

En el mensaje anterior, qué ha podido entender el niño.

Que puede caminar despacio porque no hay prisa, pero al ver a su madre enfadada y tirando de él seguramente el mensaje lo confunde.

¿Cómo se sienten los niños cuando hablamos con ellos con frases irónicas, bromas o si utilizamos el doble sentido?

  • Sienten contradicción con respecto a algo que ocurre con el mensaje que escuchan.
  • Confusión por no entender la intención real de quien les habla.
  • No son capaces de decodificar el mensaje.
  • Y en ocasiones empiezan a darse cuenta que hay algo que no están haciendo bien y esta manera de expresión los ofende.

 

¿Qué esperamos los adultos con este tipo de frases?

En muchas ocasiones no somos conscientes los adultos de que los niños no comprenden este tipo de frases y nos salen de forma espontánea.

Esperamos que los niños cambien su actitud.

Que dejen de comportarse de una manera y se comporten de otra.

Al no obtener la reacción que esperamos de los niños nos enfadamos y no nos damos cuenta que realmente  no nos han entendido.

Debemos ser conscientes de que el lenguaje irónico no es una forma de lenguaje simple y no la llegan a comprender los niños.

El pensamiento del niño y la forma de interpretar lo que le decimos es muy concreto y está ligado absolutamente a la realidad.

Recién en la adolescencia tu hijo estará más preparado para comprender la ironía, porque habrá adquirido diferentes habilidades del lenguaje que le permitirá interpretar este tipo de mensajes.

¡No usemos el doble sentido y la ironía!

Si tu hijo va despacio y se os hace tarde, le puedes decir: ¨ vamos a caminar más rápido porque hoy se nos ha hecho tarde¨.

Si en el momento del baño tu hijo está salpicando sin darse cuenta y le dices:  ¨salpica un poco más¨.  Seguramente comenzará a mover los brazos con más intensidad disfrutando cada vez más, haciendo caso a lo que le has dicho.

Será mucho más efectivo decirle: ¨juega más tranquilo para que no se caiga el agua al suelo¨ y así dejará de salpicar.

No pierdas tiempo en frases que solo te llevarán a enfadarte más y a creer que tu hijo no te hace caso.

Seamos claros y utilicemos un lenguaje que transmita una intención comunicativa precisa evitando interpretaciones que den lugar a malos entendidos.