¡Cuanto antes mejor!

¨Hoy no hemos ido a inglés, no le apetecía ir a la niña¨. ¨Ayer no fuimos a futbol, mi hijo no quería jugar de suplente¨. ¨Menos mal que hoy al peque le apetecía venir a la sesión¨.

¿Quiénes terminan decidiendo lo que van a hacer los niños durante el día? ¿Has tenido que cancelar alguna de sus actividades porque no pudiste convencerlo?

Te sorprenderías si te cuento cuántos niños son los que terminan tomando las decisiones que debemos de tomar los adultos.

Me encuentro cada día con niños que tienen la ¨última palabra¨ de lo que van a hacer. Y no estoy hablando de querer ir al cine o al parque, sino de actividades que los padres han elegido que hagan.

Hablemos en primer lugar de los límites.

¿Qué son los límites?

Son las reglas que planteamos para tener una mejor convivencia con los que nos rodean.

Es muy importante que sepamos que los límites, las normas, las reglas, les aportan a los niños seguridad.

Desde que nuestros hijos son pequeños vamos estableciendo normas y pautas, con la comida, el sueño, el baño. Vamos generando rutinas, estamos convencidos de que así debe hacerse y las llevamos a cabo sin pedirles a los niños su opinión.

No les preguntamos qué les parece si cenan en ese momento o prefieren más tarde, somos los adultos los que tomamos las determinaciones.

A medida que van creciendo y al ir dialogando con ellos, vamos introduciendo el ¨NO¨ para apartarlos de un sitio peligroso o para cuidarlos de algo que no saben les podría hacer daño.

Nuestro tono es contundente y con decisión. Los estamos cuidando.

Hasta aquí hemos puesto en palabras el proceso de puesta de pautas que vamos estableciendo con los niños de forma natural.

Pero, ¿Qué ocurre cuando van adquiriendo el lenguaje y parece que todo es motivo de discusión para lograr que quieran hacer lo que les decimos?

En ocasiones parece que lo tenemos que negociar todo con ellos, y no es así.

Es importante decirles lo que haremos durante el día, pero muy distinto es pedirles su opinión para cada actividad que queremos que hagan.

Si los adultos consideramos que los niños tienen que hacer una actividad, ya sea inglés, hacer un deporte, quedarse a comer en el cole o que venga un profesor a casa para ayudarlos con las tareas, debemos estar convencidos de ello y contarles lo que harán.

No estamos hablando de ir a un cumpleaños o a la casa de algún amigo, ir al parque o a dar un paseo, que sí son actividades que podemos ¨negociar¨ con ellos y proponerles diferentes alternativas.

Si nos ponemos a pensar, nos daremos cuenta que constantemente estamos estableciendo límites con nuestros hijos, y la mejor manera es utilizar una buena comunicación.

¿Cómo debemos hacerlo?

La manera en que nos comunicamos con ellos y lo que les transmitimos con la forma de hablar es fundamental para establecer normas.

Es muy importante que:

  • Una vez estés seguro de la actividad que quieres que haga, le informes cuándo la realizará y respondas a todas sus dudas.
  • No discutas con tu hijo, dile lo que hará con un tono amable pero con firmeza, es decir, que note que es una decisión que ya está tomada.

Tienes que recordar que los niños no tienen el criterio de los adultos para elegir y tomar decisiones.

  • Transmítele seguridad a tu hijo, no tengas miedo a que te diga que no.
  • Piensa cómo se lo dirás. Háblale de una manera tranquila pero contundente.
  • Utiliza claridad en tus mensajes, mensajes concretos, no le preguntes ¨ ¿qué te parece si empiezas a ir los lunes y miércoles a una academia de inglés?¨, de esta manera le estas pidiendo su opinión.
  • Utiliza frases positivas,   ¨a partir del lunes mamá te va a llevar a estudiar inglés a un sitio muy chulo, verás cómo te va a gustar¨.

A veces no nos damos cuenta de la manera en que les comunicamos las decisiones que ya hemos tomado. La forma en que se lo decimos influye mucho en su reacción.

Los niños perciben nuestras dudas y temores e intentarán salirse con la suya si no les transmitimos seguridad.

Y si nos dejamos llevar por sus llantos o rabietas, será muy difícil establecer los límites necesarios para una buena convivencia.

Muchos padres perciben la falta de límites cuando sus hijos están atravesando la adolescencia, una etapa mucho más complicada para comenzar a ponerlos.

Cambia cuanto antes la forma de comunicarte con tus hijos. Verás que si tienes en cuenta los consejos que te di, los niños aceptarán con más naturalidad las pautas que vayas estableciendo cada día.

La forma de entablar el diálogo con tu hijo es la que te acompañará toda la vida.

Es importante que los adultos mantengamos las reglas, actividades, pautas o decisiones que hemos tomado frente otras peticiones de los niños.

Por otra parte les estamos enseñando que sean capaces de controlar el enfado que les provoca no conseguir lo que quieren, que respeten nuestras decisiones y a disfrutar de una convivencia en armonía.

¿Lo intentamos?, cuanto antes mejor…